Una exploración de los “caballos de Troya” para la innovación educativa
Sistemas de alerta temprana, una clave para prevenir el abandono
El 22% de los jóvenes de entre 15 y 17 años –casi 1 de cada 4– no festejará hoy el Día del Estudiante, según una estimación de CIPPEC. Los sistemas de alerta temprana son una herramienta fundamental para proteger las trayectorias educativas ante el impacto de la pandemia.

¿Cuántos jóvenes deberían celebrar hoy el Día del Estudiante, y no lo harán? Una estimación de CIPPEC muestra que, en 2020, el 22% de los jóvenes de entre 15 y 17 años estaban fuera de la escuela. Pérdida de aprendizajes, retroceso de la situación socioeconómica y deterioro de salud psicológica de los adolescentes conformaron un golpe muy duro a las trayectorias educativas en la escuela secundaria. Para prevenir el abandono, desde CIPPEC sugieren fortalecer los sistemas de información educativa para contar con mecanismos de alerta temprana.
Durante 2020, 4 de cada 10 jóvenes en Argentina tuvieron bajo o nulo vínculo con sus docentes: no recibían tareas o lo hacían como máximo un par de veces por semana, pero sin devolución. En el primer semestre de 2021 hubo semanas en las que 9 de cada 10 estudiantes no asistieron a las aulas. Adicionalmente, se incrementó el tiempo que las y los jóvenes dedican al trabajo, dentro o fuera del hogar, debido a la pérdida de ingresos.

En 2020 el Banco Interamericano de Desarrollo estimó que 1,2 millones de niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe podrían abandonar sus estudios como consecuencia directa de la pandemia. El 90% de ellos son estudiantes de la educación secundaria, lo que significaría un retroceso en el acceso a ese nivel educativo de casi una década en el grupo de jóvenes de 15 a 17 años.
“La insuficiente vinculación de las y los estudiantes con la educación provocada por la irrupción de la pandemia tiene como resultado, entre otros, la pérdida de aprendizajes. Frente a este escenario, monitorear la evolución de los aprendizajes y otras variables que permiten prevenir el abandono escolar debería ser una prioridad de política educativa”, asegura Alejandra Cardini, directora del programa de Educación de CIPPEC, que acaba de publicar el informe “Sistemas de alerta temprana en la educación secundaria: prevenir el abandono escolar en la era del COVID-19”.
Pérdida de aprendizajes, retroceso de la situación socioeconómica y deterioro de salud psicológica de los adolescentes conformaron un golpe muy duro a las trayectorias educativas en la escuela secundaria
El documento plantea que los sistemas de alerta temprana (SAT) son una herramienta clave para proteger las trayectorias escolares. “Los sistemas de información educativa basados en datos individualizados de estudiantes son esenciales para la gestión de los principales desafíos del sector educativo en la pospandemia. En Argentina se debe acelerar y profundizar el desarrollo de este tipo de información, que constituye la base del diseño de los sistemas de alerta temprana para prevenir el abandono escolar y de otros mecanismos de apoyo a la escolarización con aprendizajes relevantes”, subraya Juan Cruz Perusia, investigador principal del programa de Educación de CIPPEC y coautor del documento.
Un SAT se basa en la presencia de factores específicos que contribuyen o anticipan al abandono. Esta identificación permite organizar acciones para apoyar la permanencia en la escuela mediante estrategias e intervenciones para atender problemáticas específicas, explica el documento de Cardini y Perusia. En Argentina hay algunos desarrollos incipientes, pero su implementación requiere acelerar la consolidación de los sistemas de información para la gestión educativa a nivel nacional y de las jurisdicciones, para que reporten datos de calidad a nivel del estudiante, con registros individualizados y digitalizados.
“El desarrollo de estos sistemas demanda, de manera paralela, el diseño y acuerdo sobre un marco sólido de protección de los datos personales y estrategias de interconexión y aprovechamiento de otros sistemas de información, por fuera del sector educativo”, aclaran los autores.
Los sistemas de información educativa basados en datos individualizados de estudiantes son esenciales para la gestión de los principales desafíos en la pospandemia. En Argentina se debe profundizar el desarrollo de este tipo de información
Juan Cruz Perusia

En Argentina, las desigualdades educativas son previas a la crisis provocada por el COVID-19. En la prepandemia, 9 de cada 10 jóvenes entre las y los de mayor nivel socioeconómico finalizaban sus estudios secundarios en los grandes centros urbanos del país, cifra que descendía a solo 4 de cada 10 en el segmento poblacional de ingresos más bajos. Según el nuevo documento de CIPPEC, el impacto de la no presencialidad en los aprendizajes de las y los estudiantes (en especial entre quienes están en situación de mayor vulnerabilidad), junto con el deterioro de la situación socioeconómica a causa de la pandemia, incrementa la factibilidad de un mayor abandono escolar, fundamentalmente en la educación secundaria.
Cardini concluye: “El regreso a la presencialidad educativa plena en la pospandemia será en condiciones educativas, económicas y sociales deterioradas por la crisis del COVID-19. Las desigualdades estructurales a nivel socioeconómico y territorial, y su profundización a partir de la pandemia, hacen que ser estudiante hoy en la Argentina refleje experiencias muy distintas. Esto refuerza la necesidad de implementar acciones para apoyar a las y los estudiantes en un tránsito efectivo y exitoso por los niveles de educación obligatorios, e interroga la capacidad de nuestro sistema educativo, de las políticas públicas y de los sectores dirigentes para ofrecer más y mejores oportunidades de desarrollo individual y colectivo”.