Una exploración de los “caballos de Troya” para la innovación educativa
Sergio Siciliano: “El diseño curricular es el corazón del sistema educativo”
Impulsor de la reforma de los diseños curriculares en la provincia de Buenos Aires durante su gestión como subsecretario de Educación, Siciliano asegura que una verdadera transformación del sistema educativo empieza revisando qué y cómo se enseña.

Sergio Siciliano fue subsecretario de Educación de la Provincia de Buenos Aires entre 2016 y 2019, donde impulsó un proceso de reforma de los diseños curriculares en los distintos niveles educativos, desde el jardín de infantes hasta la formación docente. Sobre esa experiencia habla su reciente libro Los cambios que cambian. El diseño curricular en la voz del aula (Paidós), escrito junto con Nancy Sorfo y enfocado en el currículum del sistema educativo bonaerense, que concentra el 40% de la matrícula de Argentina.
El libro pone el foco en los diseños curriculares: las herramientas que definen qué se enseña y cómo se enseña en un sistema educativo. La voz de Siciliano –maestro, licenciado en Educación, magíster en Política y Administración– se suma a las de docentes y directivos que, por medio de una encuesta, aportaron sus miradas en la transformación de las currículas, requerida por una ley provincial que exige renovar los diseños cada 10 años.
–El debate educativo suele girar en torno a evaluación, formación docente, presupuesto… pero no se habla tanto sobre currículum. ¿Por qué un libro sobre este tema?
–Porque, como dice el título, creo que son los cambios que cambian. Es el corazón del sistema: qué se enseña, cómo se enseña, en qué contexto, con qué mirada. Ahí es donde se dan los verdaderos cambios significativos. A veces hay políticas educativas más visibles, más notorias, que generan muchas discusiones, pero si no cambiamos el qué y cómo se enseña, no cambiaremos lo que pasa dentro del aula.
En este libro hay un marco teórico que se acompaña con experiencias de trabajo en la provincia de Buenos Aires. Los capítulos se estructuran por niveles: inicial, primaria, secundaria, jóvenes y adultos, formación docente. Lo escribí desde mi experiencia como subsecretario de Educación de la provincia, enfocado netamente en las cuestiones pedagógicas y curriculares.
A veces hay políticas educativas más visibles, más notorias, que generan muchas discusiones, pero si no cambiamos el qué y cómo se enseña, no cambiaremos lo que pasa dentro del aula
Sergio Siciliano
–La pandemia obligó a priorizar contenidos. ¿Creés que este foco en el currículum se mantendrá más allá de la emergencia?
–En este contexto, lo curricular y los contenidos tuvieron mucho protagonismo, y lo van a tener en la reconstrucción pospandemia. Esta situación nos obligó a revisar qué estábamos enseñando y cómo. Cada escuela lo hizo de una forma distinta, porque no hubo pautas muy claras en todas las jurisdicciones. Cada escuela fue un mundo, porque las posibilidades de conectividad y de vincularse con los alumnos fueron diversas. Es fundamental tener en claro qué es lo prioritario y lo necesario del currículum, y qué es complementario.
–¿Cómo podría la política educativa aprender de todas esas experiencias y decisiones de los docentes?
–Hay distintos modelos de escucha o de recogida de información. En un sistema tan grande como la provincia de Buenos Aires tenés más de 4000 primarias. Nosotros hicimos encuestas, tomamos los resultados de la evaluación Aprender que también nos aportaba información sobre lo que pasaba en las escuelas. También había informes del INFoD, entre otras fuentes y datos que permiten nutrirse del territorio. Muchos de los que escribieron los diseños fueron docentes de escuela, que tenían la titulación y la preparación necesarias para hacerlo, pero que venían de la escuela, no de la academia. Eso tiene que ver con una mirada que entiende la construcción de la política educativa desde abajo hacia arriba.
Hay gente que escribe sobre educación que hace 30 años que no pisa un aula, entonces se convierte en algo irrisorio. Es como que yo escriba sobre física. Justamente una de las críticas que repetían los docentes es que a veces los diseños están muy alejados de la práctica áulica. Se escriben cosas que en la vida real el docente no enfrenta. Las experiencias que contamos en el libro parten de la construcción de una propuesta pedagógica y curricular con los docentes.
La pandemia nos obligó a revisar qué estábamos enseñando y cómo. Cada escuela lo hizo de una forma distinta, porque no hubo pautas claras en todas las jurisdicciones
Sergio Siciliano

–¿Qué obstáculos aparecieron en el proceso de reforma de las currículas?
–En todos los niveles se dio algo parecido, como consecuencia de mover el statu quo de la “patria pedagógica”: aparecía la idea de que “esto se hace así porque siempre se hizo así“. Bueno, hay que cambiarlo. Por supuesto, ni porque siempre se hiciera así estaba mal, ni tampoco cambiar por cambiar está bien. Había mucha resistencia, incluso algunas universidades sacaron solicitadas, pero no me interesó, porque los diseños curriculares no estaban pensados para que los aprobaran las cátedras universitarias sino para que fueran instrumentos para los docentes.
Cuando se aprueba un diseño curricular, siempre tiene una suerte de “vencimiento”. Pero el diseño curricular de primaria de adultos que nosotros transformamos llevaba 30 años. Con los diseños curriculares pasa algo llamativo: muchas veces certifican saberes que no se dan y no certifican saberes que sí se dan en la escuela. No es que los docentes no hubieran cambiado nada en 30 años, sino que hacían esos cambios por su cuenta, solos. El diseño buscó recoger lo que estaba pasando realmente. Lo mismo con el diseño curricular de primaria común, por ejemplo en la alfabetización. ¿Se enseña a leer y escribir así en las escuelas? ¿O esto no refleja la realidad, hay otro método, otras formas?
–Los métodos de alfabetización despiertan grandes polémicas en Argentina. ¿Cómo encararon esa reforma?
–Los métodos son solo eso: formas de llegar. Lo importante es que el chico logre aprender la lectoescritura. Yo vi fanáticos de métodos, cuando en realidad lo que estábamos discutiendo era si eso era eficaz o no. Durante muchos años en la Argentina decíamos: los chicos terminan la primaria sin saber leer ni escribir. Probablemente no fuera solo un problema del diseño curricular. Pero seguro que el diseño también tenía algo que ver. Encontramos ciertos modelos que respondían a marcos teóricos universitarios, que no necesariamente se correspondían con la manera de enseñar del docente.
Avanzamos hacia un modelo equilibrado, que contemplara lo más valioso de cada uno de los métodos, sin caer en el fanatismo de uno por sobre otro. Porque el docente no cae en fanatismos: cuando tiene 30 alumnos, va optando por distintos caminos, porque no todos llegan de la misma forma. Hay alumnos que tienen cierta estimulación lectora en sus casas, otros que no. Entonces el docente va adaptando. En consecuencia, el diseño busca tener un modelo equilibrado. Y probablemente, cuando se cumpla su plazo, este diseño también va a requerir de una revisión.
Con los diseños curriculares pasa algo llamativo: muchas veces certifican saberes que no se dan y no certifican saberes que sí se dan en la escuela
Sergio Siciliano
–¿Cómo articularon la relación entre educación y trabajo en los diseños curriculares de secundaria y de adultos?
–Se trata de encontrarle un sentido al estudio. ¿Por qué estamos estudiando, cuál es el objetivo? Hay muchos jóvenes y adultos que trabajan, que por distintas razones no mantuvieron la escolarización en su momento, y que tienen saberes que debemos considerar. Una persona que tiene 10 o 20 años de experiencia laboral tiene saberes valiosos, que son significativos para la escuela. ¿Por qué entonces la escuela no los va a considerar? Tanto en escuela secundaria como en educación de adultos, los cambios curriculares tuvieron que ver con darle una significancia a los diseños en el contexto del trabajo.
–¿Qué desafíos pendientes quedan en el terreno del diseño curricular?
–La construcción de consensos para armar los diseños es uno de los desafíos principales. Nos queda pendiente avanzar mucho con la escuela secundaria, con grandes acuerdos respecto a la transformación que necesita. Hay que sincerar ciertas discusiones y empezar a mirar lo que pasa dentro de las escuelas.
1 Comentario
[…] Sergio Siciliano habla de su reciente libro "Los cambios que cambian. El diseño curricular en la voz del aula", escrito con Nancy Sorfo. […]