La escuela bajo sospecha: el desafío pendiente de la igualdad educativa

En su último libro, Emilio Tenti Fanfani señala que el gran desafío pedagógico actual es cómo lograr que todos los niños y jóvenes accedan a los conocimientos y competencias que necesitan para su formación integral y su inserción en la sociedad.

 La escuela bajo sospecha: el desafío pendiente de la igualdad educativa

Portrait of clever student with open book reading it in college library

“La vieja creencia en la expansión de la escolarización como mecanismo privilegiado para la construcción de una sociedad más igualitaria tiende a debilitarse, en la medida que las evidencias indican que no existe una relación mecánica entre democratización del acceso a la educación escolar y reducción de las desigualdades sociales”, plantea Emilio Tenti Fanfani en la introducción de su último libro, La escuela bajo sospecha (Siglo XXI).

Una evidencia que es también frustración recorre los sistemas educativos de América Latina: la educación para todos no ha logrado disminuir la desigualdad social. Asediada por demandas excesivas y muchas veces contradictorias, la institución escolar ya no está fuera de toda sospecha, sino que pesa sobre ella una insatisfacción social difusa acerca de lo que hace. Pero ¿puede pensarse hoy la escuela por fuera de las dinámicas económicas y políticas que perpetúan la desigualdad en todas nuestras sociedades? ¿Cuánto y qué específicamente se le puede pedir?

Combinando solidez teórica y conocimiento del mundo real en que las políticas deben aplicarse, y sin abandonar la defensa irrenunciable de la educación pública, Emilio Tenti Fanfani pone el foco en fenómenos muy concretos y familiares para cualquiera que transita una escuela cotidianamente. ¿Qué significa que la educación está en crisis? ¿Qué es hoy ser un buen docente? ¿Qué habilidades son poderosas para desenvolverse en nuestras sociedades? ¿Qué valores ponen en juego las familias cuando toman decisiones sobre la educación de sus hijos? ¿Cómo desarrollar un sentido práctico democrático en las nuevas generaciones?

Asediada por demandas excesivas y muchas veces contradictorias, la institución escolar ya no está fuera de toda sospecha, sino que pesa sobre ella una insatisfacción social difusa

“Es preciso escapar de la alternativa reductora y estéril de contraponer el elogio de la evaluación, por un lado, a pensar que el neoliberalismo es la causa de todos los problemas estructurales del sistema escolar, por el otro. Por el contrario, es necesario ver los problemas reales de la educación básica nacional, pública y también privada gratuita, es decir, de la educación de los grupos excluidos y dominados de la sociedad nacional”, señala Tenti Fanfani.

Y continúa: “Al mismo tiempo que se denuncia el ‘programa oculto’ detrás de las evaluaciones sistemáticas y simplistas de la calidad de la educación, es preciso tomar nota del hecho cierto de la concentración de conocimientos y competencias, que constituye un obstáculo mayor para la formación integral y la inserción social de las nuevas generaciones (en términos políticos, culturales y socioeconómicos)”.

El autor plantea que “distintos sectores sociales esperan cosas diferentes de la escuela, que se ha convertido en una institución sometida a una serie de demandas excesivas y muchas veces contradictorias”. Eso genera “una especie de insatisfacción difusa acerca de lo que hace y produce la escuela”. En consecuencia, “la escuela parecería estar sometida a políticas de reforma permanente que, en la mayoría de los casos, no alcanzan los resultados esperados”.

Tenti Fanfani señala que el gran desafío pedagógico contemporáneo es desarrollar el aprendizaje de conocimientos complejos en niños, niñas y jóvenes que llegan a la escuela sin el capital cultural de las clases medias y acomodadas. Sin demagogias, el autor propone cambiar la indignación persistente y los intentos de reforma educativa que fracasan una y otra vez por una crítica progresista basada en algunas premisas impostergables: el derecho de todos a la escolarización y al acceso al conocimiento poderoso, y la valoración de lo que los docentes hacen en el aula para alimentar los cambios necesarios.

En la introducción, el autor reseña el desplazamiento que se dio en las últimas décadas en el campo educativo: si antes los “especialistas” en educación eran pedagogos, ahora son economistas: “Las limitaciones de la tradición pedagógica para reformar y gestionar los sistemas escolares han abierto el camino a la intervención de nuevos agentes especializados: los economistas. Son ellos quienes constituyen el núcleo básico de la nueva tecnocracia reformista y tienden a mirar el campo escolar con la lógica del modelo insumo (alumnos), proceso (prácticas de aprendizaje) y producto (rendimiento en las pruebas de evaluación). Hoy los reformistas son ellos y miran la escuela como un sistema al que hay que mejorar en términos de productividad: de ahí que hayan introducido la lógica de la medición (ajena a los pedagogos clásicos) para calcular costos, beneficios, eficiencia y eficacia y performatividad del sistema”.

Continúa Tenti Fanfani: “En esta fase, los datos de las estadísticas tradicionales y las evaluaciones de rendimiento proveen los insumos básicos para estudiar el sistema escolar mediante la aplicación de modelos matemáticos, muchas veces muy sofisticados, los cuales tienden a constituirse en productores de ‘evidencias científicas’ legitimadoras de políticas de reforma”.

Las limitaciones de la tradición pedagógica para reformar y gestionar los sistemas escolares han abierto el camino a la intervención de nuevos agentes especializados: los economistas

Emilio Tenti Fanfani

En consecuencia, “mientras la pedagogía fundamentaba sus modelos en valores e ideales, la tecnocracia economicista confía en las ‘evidence based policies‘, es decir, políticas basadas en evidencias. De este modo, la política entendida como intervención social fundamentada en determinadas concepciones acerca del bien común o el interés general, que suponen la deliberación, la argumentación y la articulación entre distintos intereses sociales, es sustituida por la aplicación de modelos estadísticos, los cuales decretan en forma inapelable, con la autoridad de la ‘investigación científica’, lo que hay que hacer para mejorar ‘la calidad de la educación escolar'”.

Ante ese panorama, el autor reivindica el aporte de las ciencias sociales para pensar la educación, por fuera de las perspectivas de la tradición pedagógica y la tecnocracia economicista.

En un mundo de pantallas y circulación constante de ruido e información, Tenti Fanfani postula que hay algo que solo la escuela puede generar y reproducir: la voluntad de conocer, las capacidades fundamentales para hacerlo, el hábito de una cultura política democrática. La propuesta es a la vez sencilla y ambiciosa: no pedirle de más, ayudarla a hacer aquello en lo que es irremplazable.

Emilio Tenti Fanfani es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional de Cuyo y Diplôme Supérieur d’Etudes et Recherches Politiques (Tercer Ciclo de la Fondation Nationale des Sciences Politiques de París, 1968-1971). Es consultor de la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos) en la UNIPE (Universidad Pedagógica de la provincia de Buenos Aires) y se desempeña como profesor titular de Sociología de la Educación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Ha publicado, entre otros libros, La escuela y la cuestión social (2011), Nuevos temas en la agenda de política educativa (2007), El oficio de docente (2006) y La condición docente (2005).

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