Inclusión educativa en la pospandemia: 6 claves sobre un desafío crucial

Personalizar la educación, construir currículums participativos, promover la apropiación de la tecnología, favorecer la colaboración entre pares y socializar las iniciativas individuales fueron algunos ejes destacados en un seminario sobre inclusión educativa organizado por la UNESCO.

 Inclusión educativa en la pospandemia: 6 claves sobre un desafío crucial

“El debate en torno a la inclusión en educación gana un impulso renovado a la luz de los desafíos planteados por la transformación de los sistemas educativos en la era pospandemia. Ciertamente, las implicaciones y consecuencias del COVID-19 revelan la multidimensionalidad, gravedad y permanencia de las situaciones de vulnerabilidad que enfrentan los sistemas educativos y la necesidad de profundizar en torno al concepto de inclusión bajo una visión global común”.

Con estas palabras comienza el informe “Inclusión en educación”, elaborado por Renato Opertti, Carlos Bueno and Perrine Arsendeau, y difundido por la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO (IBE-UNESCO). El documento forma parte de la serie “Currículum en movimiento” y recoge las principales conclusiones del el webinar “Garantizar la educación y el aprendizaje inclusivo para la recuperación educativa: caminos prácticos hacia adelante”, organizado en junio por la IBE-UNESCO y la Universidad de Manchester.

El webinar buscó generar respuestas acerca de cómo hacer para mejorar la enseñanza y el aprendizaje inclusivos a medida que reabren las escuelas. El debate se centró en cómo empoderar, capacitar y apoyar a los docentes para incluir a todos los alumnos de manera efectiva y genuina.

Las implicaciones y consecuencias del COVID-19 revelan la multidimensionalidad, gravedad y permanencia de las situaciones de vulnerabilidad que enfrentan los sistemas educativos

A continuación, compartimos 6 ideas clave sobre el desafío de la inclusión. De acuerdo con el documento, la inclusión educativa requiere:

1. Personalizar la educación

La inclusión implica la personalización de la educación para atender “los múltiples rostros de la diversidad, que es a la vez individual, cultural, social e identitaria, entre otras dimensiones fundamentales”. La personalización de la educación no implica el aislamiento del alumno de los espacios de aprendizaje colectivo, sino el reconocimiento de sus expectativas y necesidades específicas de aprendizaje, que pueden ser abordadas a través de actividades individuales y grupales. Asimismo, “la personalización se enmarca en objetivos universales para todos los estudiantes, que son precisamente la garantía de una educación basada en la igualdad, entendida como un bien común”.

2. Construir un currículum empático y participativo

Un currículum inclusivo es empático y participativo; hace lugar a imaginarios diversos que reflejen los ideales y aspiraciones de la sociedad en su conjunto. El currículum debe, por un lado, conectar y promover la participación plural y abierta de una diversidad de actores e instituciones, y, por otro, ser amigable, cercano e inclusivo de las inquietudes de los docentes y estudiantes. Un currículum inclusivo permite a los docentes asumir su parte de responsabilidad en el diseño, desarrollo e implementación, a la vez que confiere protagonismo y responsabilidad a los estudiantes en la elaboración y desarrollo de sus itinerarios de aprendizaje personalizados.

3. Promover la apropiación de la tecnología

La tecnología permite, por un lado, conectar sensibilidades, ideas, temas, áreas de aprendizaje y disciplinas, y por el otro, fortalecer lazos entre estudiantes, educadores, familias y comunidades. Un enfoque comunitario de la tecnología puede ser un fuerte detonante para repensar las estrategias educativas fuera de las escuelas, y también para considerar la diversidad de recursos tecnológicos que tienen sentido en cada contexto. La inclusión no implica solo el libre acceso a los recursos tecnológicos, sino que también demanda orientar las tecnologías hacia la promoción de las competencias de estudiantes y educadores para un uso proactivo, creativo y disruptivo de estos recursos.

Un currículum inclusivo permite a los docentes asumir su parte de responsabilidad en el diseño, desarrollo e implementación, a la vez que confiere protagonismo y responsabilidad a los estudiantes

4. Favorecer la colaboración y la escucha entre pares

El documento enfatiza la relevancia del conocimiento, el aprendizaje, la colaboración, la confianza y la escucha entre pares –docentes y estudiantes– para diseñar y sostener procesos y prácticas de enseñanza, aprendizaje y evaluación inclusivos. Los compañeros pueden empoderarse unos a otros bajo el entendimiento de que todos debemos ser apoyados y, al mismo tiempo, solidarios unos con otros. Las redes escolares, las comunidades de práctica y el trabajo colaborativo entre los alumnos para responder a los desafíos globales y locales son algunos ejemplos a destacar.

5. Socializar las iniciativas individuales

El documento subraya el valor de la movilización horizontal de conocimientos e ideas individuales, para que sean compartidos y trabajados colectivamente. Buena parte de las respuestas a los retos de la inclusión radica en visibilizar y promover la difusión de propuestas que no se socializan y que quedan dentro de los confines del aula y de un docente particular. Están “en las mentes y en las prácticas” de los educadores, pero no se documentan ni se comparten. El desafío reside en cómo los sistemas educativos fomentan que el conocimiento navegue y fluya entre las escuelas, los educadores y los estudiantes, así como entre los niveles y los entornos de aprendizaje.

6. Transformar las escuelas en espacios de aprendizaje a lo largo de la vida

Los autores sugieren la transformación de los centros educativos en espacios de aprendizaje a lo largo de la vida. La inclusión se concibe como una dimensión social comunitaria que permite que las personas se eduquen en una diversidad de espacios y de momentos. Desde esta perspectiva, la inclusión tiene que ver con los objetivos, procesos y logros de aprendizaje que marcan el camino personalizado de cada alumno, entendido y valorado como persona. Esto supone dejar de circunscribir la inclusión a las “necesidades educativas especiales”, para convertirla en una respuesta personalizada, humanizadora y respetuosa de cada persona como ser humano único.

A modo de síntesis, el documento de la UNESCO señala: “La inclusión implica esencialmente la eliminación de las barreras existentes dentro y fuera de los sistemas educativos, lo que permite que cada estudiante tenga una oportunidad real de educarse y aprender”.

CONSULTÁ el informe completo (en inglés)

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