Una exploración de los “caballos de Troya” para la innovación educativa
De la reapertura a la recuperación: 3 prioridades
Asegurarse de que todos los estudiantes regresen a la escuela, diseñar programas de recuperación de aprendizajes y brindar apoyo integral a niños y jóvenes más allá de lo académico deben ser tres preocupaciones fundamentales en esta etapa, plantea un documento de Unesco y Unicef.

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“El costo de cerrar escuelas, que llegó a afectar al 90% de los estudiantes en todo el mundo y dejó a más de un tercio sin acceso a la educación a distancia, ha sido devastador. Se prevé que el número de niños y jóvenes no escolarizados aumente en 24 millones, a un nivel que no hemos visto en muchísimos años y que revierte los logros en el derecho a la educación obtenidos con tanto esfuerzo”. Con este diagnóstico comienza el documento “De la reapertura a la recuperación – recursos clave“, elaborado por Unesco, Unicef y el Banco Mundial junto con otras áreas de Naciones Unidas.
Sobre las consecuencias de los cierres escolares durante 2020, los autores advierten: “La capacidad de los niños para leer, escribir y hacer matemáticas básicas se ha visto afectada, al igual que el desarrollo de sus habilidades para alcanzar su potencial futuro. Hay evidencia emergente no solo de que el aprendizaje está estancado, sino también de una regresión en la adquisición de habilidades básicas. Otros 72 millones de niños en edad de escuela primaria se verán empujados a la pobreza de aprendizaje y los ingresos de esta generación se reducirán en el equivalente a casi el 10% del PBI mundial. Muchos estudios han arrojado graves conclusiones de que la salud, el desarrollo, la seguridad y el bienestar de los niños están en riesgo. Los niños y niñas más vulnerables, como siempre, son los más afectados, lo que amplifica una crisis de aprendizaje preexistente“.
En este contexto, el documento de Unesco plantea la necesidad de “garantizar que no se escatimen esfuerzos para mantener las escuelas abiertas o priorizarlas en los planes de reapertura”. Pero más allá de la reapertura, señala tres prioridades que apunten a pensar también en la recuperación de lo perdido durante el último año.
Hay evidencia emergente no solo de que el aprendizaje está estancado, sino también de una regresión en la adquisición de habilidades básicas como lectura, escritura y habilidades matemáticas
1. Asegurarse de que todos regresen a la escuela
La primera prioridad para la recuperación es asegurarse de que todos los niños regresen a la escuela. “Debemos identificar proactivamente y llegar a los niños marginados, incluidos uno de cada cinco niños en todo el mundo que ya estaban fuera de la escuela antes del COVID-19, y aquellos que están en mayor riesgo de abandonar, o los perderemos”. El documento enfatiza que “se requiere un esfuerzo concertado para monitorear proactivamente el regreso a la escuela”.
2. Diseñar programas de recuperación de aprendizajes
Para esto es clave “realizar evaluaciones rápidas de los niveles de aprendizaje de los niños a medida que regresan y permitir políticas de gestión escolar para aumentar las interacciones presenciales entre profesores y estudiantes en los próximos meses, como jornadas escolares extendidas, propuestas durante las vacaciones y experiencias híbridas para ampliar las oportunidades de aprendizaje inclusivo”.
El informe señala que los sistemas educativos deberán ser más flexibles y adaptarse a las necesidades de los estudiantes: “La flexibilidad requiere dar a maestros y líderes escolares las herramientas y el apoyo para brindar una experiencia de aprendizaje más personalizada que garantice que todos los alumnos aprendan“. La tecnología puede tener un rol clave en este sentido.
3. Brindar apoyo integral a niños y jóvenes
“Es importante aprovechar esta oportunidad para fortalecer los enfoques multisectoriales” y para “apoyar acciones gubernamentales audaces”, plantea el documento, a la vez que destaca la necesidad de invertir en salud escolar integral, salud mental, apoyo psicosocial, nutrición, así como agua, saneamiento e higiene. “Esto requerirá de asociaciones sólidas, incluyendo el apoyo de las comunidades, las asociaciones de padres y maestros y la sociedad civil en la planificación, implementación y seguimiento de estos servicios”.
La flexibilidad requiere dar a maestros y líderes escolares las herramientas para brindar una experiencia de aprendizaje más personalizada, que garantice que todos los alumnos aprendan
“A medida que los niños vuelven a la escuela, los sistemas educativos deben medir el aprendizaje, permitir programas de recuperación específicos y proporcionar apoyo en forma de intervenciones multisectoriales para los más marginados y los que tienen más probabilidades de abandonar la escuela. Las escuelas, los maestros y los niños deben recibir apoyo para planificar y prepararse para futuros shocks y recibir las habilidades relevantes para estar preparados para los desafíos globales de nuestro tiempo”, agrega el documento.
A modo de cierre, los autores afirman que “una recuperación integral y ambiciosa para los niños requerirá una inversión sustancial. Los gobiernos y la comunidad internacional deben unirse para reabrir escuelas, capacitar y apoyar a los maestros, impulsar el desarrollo de habilidades y expandir la conectividad digital mediante la provisión de políticas y financiación adecuadas para invertir en el futuro de los niños”.
Consultá el documento (en inglés)