10 aprendizajes clave de exministros de Educación, en primera persona

En “Tareas pendientes. Aciertos y errores de 31 exministros para pensar el futuro de la educación”, Agustín Porres recoge los aprendizajes de diversos líderes educativos. Apostar por el largo plazo, involucrar a todos los actores y poner en el centro a los estudiantes son algunas ideas clave.

 10 aprendizajes clave de exministros de Educación, en primera persona

Agustín Porres: “Tareas pendientes. Aciertos y errores de 31 exministros para pensar el futuro de la educación”

En el libro Tareas pendientes. Aciertos y errores de 31 exministros para pensar el futuro de la educación (Paidós), Agustín Porres, director de Fundación Varkey para América Latina, entrevista a exministros de Educación de diversas regiones del mundo. Cada uno habla de las batallas que no logró ganar, los obstáculos, las reformas que quedaron pendientes, las decisiones que no volvería a tomar.

El prólogo está a cargo de Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE y máximo responsable de PISA. Entre los entrevistados figuran Arne Duncan, de Estados Unidos; Ju Ho Lee, de Corea del Sur; Stefania Giannini, de Italia; George Papandreou, de Grecia; Julia Gillard, de Australia; además de otras figuras destacadas.

A continuación, rescatamos 10 aprendizajes a partir de las voces de exministros de Iberoamérica:

1. La batalla cultural: hacer de la educación una demanda pública

El asunto más complejo fue el de la batalla cultural. Trascendió mi rol como ministro y tuvo más que ver con la lucha para hacer de la educación un valor real y cómo proyectamos su capacidad de transformación en la sociedad. Ha quedado claro que cuanto menos hayamos hecho en ese campo, más fácil se le hará al ministro que viene volver atrás algunas reformas más técnicas.

Esteban Bullrich, Argentina

2. Poner en el centro a los estudiantes y sus aprendizajes

Mi consejo más importante sería: “Elige ser un ministro para el futuro de los estudiantes, no para el futuro de grupos particulares”. El deber principal de un ministro es hacia los estudiantes. Sin embargo, estas voces no son las más escuchadas o representadas por el sistema. Las voces de los sindicatos, los padres, los funcionarios, los partidos políticos o los grupos de presión, son mucho más activas, más escuchadas y más reproducidas por los medios”.

Nuno Crato, Portugal

3. Apostar por la continuidad de las políticas a largo plazo

Vale la pena empezar una discusión más profunda y seria sobre cómo asegurar la continuidad de reformas educativas. ¿Por qué, en nuestros países, tenemos por ejemplo políticas monetarias y hasta ambientales a largo plazo, y esto no ocurre con las políticas públicas educativas? Todas están sujetas a los vaivenes de cambios de gobierno o autoridades, por eso es un buen momento para pensar en cómo darles mayor institucionalidad a los liderazgos.

Otto Granados, México

4. Garantizar el compromiso político necesario

Las reformas necesitan, como elemento indispensable, un compromiso político. Otro problema es la continuidad en el tiempo, aspecto necesario para llevar adelante reformas educativas efectivas. Al ser un sistema tan complejo y de grandes dimensiones, las transformaciones demoran años, incluso contando con todo el apoyo necesario. Esto no implica que un ministro continúe en el cargo por un tiempo prolongado, sino que los procesos de reforma sean mantenidos por los gobiernos sucesivos.

Jaime Saavedra, Perú

5. Involucrar a todos los sectores en las reformas

Creo que convencer de que las leyes educativas tenían que ser leyes de Estado fue la gran tarea. En la ley de Educación Nacional participaron 4 millones de personas. Suspendimos dos veces las clases para discutir los proyectos y para que tuvieran un alto grado de consenso. Valió la pena el esfuerzo, porque sobre la base de la enorme participación de los protagonistas del hecho educativo, ya nadie discute la ley. En esa posibilidad de articular un debate o un diálogo entre todos los sectores, incluso de la educación privada y las iglesias, cada uno cedió un poco.

Daniel Filmus, Argentina

6. Reemplazar los modelos de vigilancia por vínculos de confianza

Tenemos que cambiar los modelos de vigilancia por los de confianza. Todo el mundo mira la educación en Finlandia que justamente tiene esas características: se confía en el estudiante, se confía en el maestro, se confía en el director. La mirada es completamente distinta y, obviamente, los procesos también, pero para llegar a este punto, el sistema debe estar suficientemente preparado y haber evolucionado idiosincráticamente.

Gloria Vidal, Ecuador

7. Establecer prioridades y mantener un foco claro

Es importante priorizar claramente lo que se pretende lograr. Es muy corto el tiempo, son muchas las demandas, y es muy fácil perder el rumbo de lo que realmente debe ser la agenda de cambios a impulsar. Creo que hay que ser muy realista y fijarse unos pocos, pero importantes, objetivos que se quieren alcanzar. Esta es la agenda que hay que estar monitoreando de manera permanente, porque es lo que finalmente permanecerá.

José Weinstein, Chile

8. Asumir una actitud docente y dialogar con la sociedad

Cualquier ministro debe tener actitud docente, explicar y generar interés. El presidente convence –o no– a la gente de que debe aplicar un determinado proyecto, un impuesto, y debe explicar por qué es razonable. Sin esa persuasión docente, no es posible la escuela ni el maestro.

Julio María Sanguinetti, Uruguay

9. Combinar los conocimientos técnicos con las habilidades políticas

Se necesita ser político para poder hablar con la derecha y con la izquierda, pues la educación es para todos. La política partidista no es lo que necesitamos, sino el contacto humano para la construcción del futuro en educación. La parte técnica también debe entrar en juego para no perder de vista las grandes prioridades. Es afianzar una mirada técnica usando la habilidad política para poner en primer lugar lo que es importante en educación.

Rossieli Soares, Brasil

10. Construir confianza y credibilidad

Tuve la fortuna de contar con un equipo con una formación técnica inmejorable, en el cual pude apoyarme. Pero igualmente importante fue la construcción de confianza y credibilidad, y eso lleva tiempo. Cuando uno llega al debate y sigue hablando de lo técnico, no hay discusión posible. El diálogo pasa por la construcción de confianza. Una vez que el puente está construido, se puede volver a la discusión técnica y llevar adelante la reforma.

Luis García de Brigard, Colombia

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